Por THE BARENTS OBSERVER
La empresa estatal rusa Rosneft está a punto de iniciar el desarrollo de uno de los mayores proyectos petrolíferos de la historia de Rusia, y el líder de la compañía, Igor Sechin, busca con ahínco la justificación de sus multimillonarias inversiones en la remota tundra de Taymyr.
El proyecto Vostok Oil producirá hasta 30 millones de toneladas de petróleo ya en 2024, y la producción anual alcanzará los 100 millones de toneladas en 2030.
Vastas zonas de tierras árticas vulnerables se verán afectadas cuando los petroleros construyan cientos de kilómetros de oleoductos, carreteras y otras infraestructuras a lo largo del río Yenisey hasta una terminal proyectada en la costa del mar de Kara.
Según la empresa, el proyecto incluirá la construcción de 15 nuevas ciudades industriales, tres aeropuertos, unos 800 km de nuevos oleoductos, 3.500 km de nuevas líneas eléctricas y 2.000 MW de capacidad eléctrica.
En mayo de este año, los primeros barcos cargados de materiales de construcción entraron en la bahía de Yenisey y desembarcaron unas 20.000 toneladas de mercancías.
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Algunas partes del proyecto se desarrollarán en zonas sometidas a la protección de la naturaleza. Sin embargo, a pesar de la gran huella medioambiental, Sechin y su Rosneft sostienen que las instalaciones de Vostok Oil serán lo más “verde” posible.
En un discurso pronunciado en el Foro Económico de San Petersburgo de este año, Sechin destacó que el petróleo de los yacimientos petrolíferos de Vostok tiene un contenido de azufre excepcionalmente bajo, de sólo 0,01-0,04%, y que Rosneft aplica “tecnologías avanzadas para la protección del medio ambiente”.
Según Sechin, la “huella de carbono” del proyecto será un 75% inferior a la de otros grandes proyectos petrolíferos nuevos en el mundo.
“Por lo tanto, tenemos todas las razones para afirmar que este proyecto producirá ‘barriles verdes’ de petróleo”, subrayó el poderoso dirigente de la empresa.