Por WORLD ENERGY TRADE 17 SEPTIEMBRE 2021
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China endurecerá los castigos a las regiones que no cumplan los objetivos de control del uso de la energía, según ha declarado la agencia estatal de planificación en unas nuevas directrices políticas.
Pekín ha tomado fuertes medidas contra los proyectos de alto consumo energético después de que 20 de sus 30 provincias y regiones no cumplieran los objetivos de consumo de energía en el primer semestre del año.
La segunda economía del mundo se ha comprometido a reducir sus emisiones de carbono hasta un máximo en 2030 y alcanzar la neutralidad de carbono en 2060, y está estableciendo normas más estrictas para las empresas y las provincias con el fin de ayudar a alcanzar esos objetivos.
La Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (NDRC, por sus siglas en inglés) dijo que responsabilizaría a los funcionarios locales de limitar el uso absoluto de energía y de cumplir los objetivos de reducción de la intensidad energética, es decir, la cantidad de energía utilizada por unidad de PIB.
La NDRC también dijo que China mejoraría sus mecanismos para establecer objetivos de consumo global y garantizaría que se distribuyeran de forma equitativa entre las regiones.
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La comisión nacional también dijo que China promovería el comercio de permisos de uso de energía y “daría rienda suelta” a las fuerzas del mercado para fomentar la eficiencia energética.
Nueve provincias y regiones de China, entre ellas Guangdong, Guangxi, Yunnan y Jiangsu, aumentaron su consumo de energía sobre una base anual en la primera mitad del año.
A principios de este año, una gigantesca planta química de carbón de 126.000 millones de yuanes (US$ 19.600 millones) en la provincia noroccidental china de Shaanxi fue suspendida tras incumplir las restricciones de consumo energético.
Sin embargo, en una señal de que las consideraciones económicas siguen prevaleciendo, la NDRC dejó claro que los proyectos nacionales importantes estarían exentos de los controles locales de consumo de energía.
La estrategia energética de China a corto plazo está siendo objeto de un minucioso escrutinio a medida que se acercan las conversaciones internacionales sobre el clima, ya que Pekín está siendo presionada para que haga más por atajar el consumo de carbón y lograr que sus emisiones de carbono alcancen su punto máximo antes de 2030.
Para 2030, China pretende reducir la intensidad energética en más de un 65% respecto a los niveles de 2005, y también empezará a reducir el uso del carbón en 2026.
Los observadores del clima afirman que es probable que China incluya un tope energético nacional provisional en su plan quinquenal de energía para 2021-2025, pero que aun así dejará margen para un aumento constante del consumo durante ese periodo.