Por THE NEW YORK TIMES    –     05 OCTUBRE 2021

PARA SEGUIR NUESTRAS NOTICIAS DIARIAS PUEDES AFILIARTE A NUESTRO CANAL DE TELEGRAM

Gran parte del mundo está repentinamente preocupado por la escasez de gas natural, y el impacto se está sintiendo en el aumento de las facturas de servicios públicos, el cierre de fábricas y una creciente desesperación a medida que se acerca el invierno.

En Asia, Europa y América Latina, los consumidores que aún se tambalean por la pandemia se encuentran con que los costes de la energía se están disparando, impulsados por los precios del gas natural, que se han cuadruplicado en algunas regiones en los últimos meses, alcanzando máximos históricos esta semana. Los fabricantes de productos químicos, acero, cerámica y otros bienes que requieren grandes cantidades de energía están viendo cómo se reducen sus resultados y, en algunos casos, suspenden sus operaciones.

En Corea del Sur, las tarifas eléctricas acaban de aumentar por primera vez desde 2013, y las pequeñas empresas que lucharon bajo meses de estrictas normas de pandemia ahora temen futuros saltos de precios. “Ya es difícil para las pequeñas empresas sobrevivir”, dijo la Federation of Micro Enterprise de Corea.

En Brasil, la peor sequía de los últimos 90 años ha agotado la generación hidroeléctrica, obligando a los generadores de electricidad a importar el caro gas natural. El gobierno subió los precios de la electricidad casi un 7% en septiembre, tras un aumento de casi el 8% en julio.

Los europeos también están sintiendo el impacto. En España, el gobierno dijo recientemente que quitaría los beneficios a las empresas energéticas para ayudar a los contribuyentes. En Italia, los residentes se vieron afectados recientemente por un aumento del 14% en sus facturas de gas, acompañado de una subida de casi el 30% en las tarifas eléctricas.

“Tendremos que lavar los platos o la ropa por la noche para ahorrar dinero”, dijo Carla Forni, profesora y madre de dos hijos en Bolonia.

En China, que ya es el mayor importador mundial de gas natural, la demanda ha aumentado un 13% mientras Xi Jinping, el líder del país, sigue adelante con sus planes en pro del medio ambiente abandonando el carbón.

Como gran exportador de gas, Estados Unidos se ha beneficiado de la fuerte demanda mundial. Últimamente, los precios, que han subido a sus niveles más altos en años, han provocado llamamientos para frenar los envíos al extranjero. Sin embargo, los precios estadounidenses son sólo una fracción de los que se han registrado recientemente en Europa y Asia.

La escasez mundial está vinculada a la creciente popularidad del gas natural como combustible para generar energía eléctrica, ya que genera menos emisiones de gases de efecto invernadero que el carbón. En muchos países, está sirviendo como alternativa más limpia a las centrales de carbón y a los viejos generadores nucleares, mientras las redes eléctricas esperan la expansión de fuentes renovables como la eólica y la solar.

Una mayor dependencia respecto al gas significa que hay menos flexibilidad en el sistema, sobre todo cuando la capacidad de almacenar gas para épocas de gran uso, como el invierno, ha disminuido en algunos países como Gran Bretaña.

Tras un ligero descenso de la demanda el año pasado durante la pandemia, el aumento que se calcula para este año es del 4% en el consumo mundial de gas, gracias a la recuperación de la industria y otras actividades, ha sido difícil de manejar para la industria.

La recuperación posterior a la pandemia se ha visto impulsada por “la demanda de bienes más que de servicios”, dijo Neil Beveridge, analista principal en Hong Kong de Bernstein, una empresa de estudios de mercado. Ese enfoque en la fabricación de bienes ha supuesto un gran aumento del consumo de gas natural y electricidad para alimentar las fábricas y otras industrias.

Los buques cisterna que transportan gas natural licuado desde exportadores como Estados Unidos, Qatar y Australia se han dirigido hacia China y Brasil, atraídos por la subida de los precios. Esto ha reducido las entregas a Europa, donde se teme que los niveles de almacenamiento inusualmente bajos – causados por la ola de frío de la pasada primavera – puedan provocar una escasez en invierno, cuando la demanda de este combustible se dispara en algunos países. Los decepcionantes niveles de importación de Rusia, que está aumentando las entregas a China, y el descenso de la producción nacional en Gran Bretaña y los Países Bajos también están tensando el mercado europeo.

Los altos precios del gas y la baja velocidad de los vientos, que reducen la potencia generada por los aerogeneradores, hacen que Europa haya utilizado más carbón que gas en la generación de energía por primera vez desde 2019, según la consultora Rystad Energy.

En este contexto, pocas industrias se han visto tan afectadas como los fabricantes de fertilizantes, que utilizan el gas natural para crear amoníaco, un ingrediente clave en las enmiendas del suelo.

Para más información del curso ingresa al siguiente LINK

 

Para visualizar nuestro portafolio de cursos

ingresa dando click acá

Tony Will, director general de CF Industries, uno de los mayores productores de fertilizantes del mundo, describió cómo este año el precio del gas utilizado en las dos plantas británicas de la empresa se triplicó con creces, hasta que CF estaba perdiendo 300 dólares por cada tonelada de amoníaco producida.

Las pérdidas se convirtieron en “algo tan grande y tan negativo” que la empresa no podía continuar en esas condiciones, y cerró las dos plantas, provocando titulares en toda Gran Bretaña.

Desde entonces, el Sr. Will aceptó una solución a corto plazo: ha reabierto una de las plantas con el gobierno cubriendo las pérdidas. El gobierno está ayudando a pagar las facturas de CF porque la fabricación de amoníaco da lugar a un valioso subproducto: el dióxido de carbono, vital para la industria británica dedicada al procesamiento de la carne, así como para la carbonatación de las bebidas.

CF no es el único fabricante de fertilizantes que se ha visto afectado por el aumento de los precios del gas natural. La noruega Yara International dijo el mes pasado que iba a reducir la producción de amoníaco en varias plantas, y el gigante químico alemán BASF ha reducido la producción de nutrientes para los cultivos debido a los altos precios del gas.

El Sr. Will, que hablaba por teléfono desde una conferencia sobre fertilizantes en Lisboa, dijo que había dicho al gobierno británico que la disponibilidad de fertilizantes podría ser la próxima crisis, poniendo en peligro las cosechas del próximo año.

Según los analistas, la presión en los mercados del gas natural está haciendo subir también los precios del petróleo. Los operadores prevén que, al haber alcanzado el gas un nivel en algunos casos comparable al del petróleo vendido a unos 170 dólares el barril, existe un gran incentivo en algunas industrias para quemar petróleo (últimamente entre 75 y 80 dólares el barril) en lugar de gas para obtener energía eléctrica, avivando la demanda.

La evolución de los precios del gas depende de la intensidad del invierno, según los analistas. Un invierno gélido podría hacer que los precios subieran aún más, con el riesgo de que se produzcan nuevos desabastecimientos y cierres industriales, y muy probablemente que los legisladores tengan que reaccionar.

Por otro lado, un clima cálido podría provocar una fuerte caída de los precios. Los mercados de futuros muestran una caída a niveles mucho más bajos la próxima primavera.

“Estamos poniendo nuestra industria y nuestros hogares en manos de la meteorología”, dijo Marco Alverà, director general de Snam, una gran empresa italiana de gas.

Dejando a un lado la meteorología, los analistas afirman que el mundo puede estar dando un bandazo hacia un mercado de la energía y el gas más ajustado que en los últimos años. La pandemia y otros factores han hecho que las empresas retrasen la inversión en nuevos proyectos de combustibles fósiles, incluidas las terminales de gas natural licuado. Según estimaciones de Bernstein, en los próximos tres años sólo saldrá al mercado un tercio de los volúmenes de G.N. adicionales que se han producido en los últimos tres años. En algunos países, como Gran Bretaña, las centrales nucleares están siendo desmanteladas, y no están siendo sustituidas rápidamente.

La creciente preocupación por el cambio climático, expresada por los accionistas o a través de casos judiciales como la decisión de un tribunal holandés en mayo que ordena a Royal Dutch Shell reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, puede hacer que algunas empresas duden en invertir en nuevos proyectos multimillonarios de combustibles fósiles.

El resultado será probablemente uno de los mercados “más volátiles”, ya que las redes eléctricas hacen malabarismos para cambiar las fuentes de energía, desde el petróleo, el gas y el carbón hasta las energías limpias, dijo Carlos Torres Díaz, jefe de gas y energía de Rystad Energy. El inconveniente de las energías renovables sigue siendo que dependen del sol y del viento.

Con el tiempo, las enormes instalaciones de sol y viento y otras fuentes limpias pueden ayudar a proteger a los consumidores de la tiranía de los mercados mundiales de materias primas. Pero los acontecimientos de este otoño sugieren que ese objetivo está muy lejos.

Descarga la Revista de PETROBANCA del mes de Septiembre 2021

Para ver nuestros CURSOS  presione aquí

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *