Por NEW ATLAS – 30 de marzo de 2022 (World energy trade)
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Con la invasión de Ucrania, que ha provocado la ruptura de la cooperación entre la Agencia Espacial Europea (ESA) y la empresa rusa Roscosmos, se están estudiando alternativas para llevar el rover ExoMars Rosalind Franklin a Marte sin el apoyo de Rusia.
El rover Rosalind Franklin no parece tener suerte. Su lanzamiento estaba previsto para 2018, pero ha sufrido varios retrasos debido a problemas técnicos y a las restricciones de COVID-19. La última ventana de lanzamiento debía abrirse el 22 de septiembre de 2022, pero la invasión rusa de Ucrania echó por tierra ese plan.
El plan original era que el rover y una etapa de crucero de fabricación alemana se lanzaran al espacio sobre un cohete ruso llamado Proton. Cuando la misión llegara a Marte, el rover descendería a la superficie utilizando una nave de aterrizaje de fabricación rusa. Desgraciadamente, las relaciones con Moscú se han deteriorado hasta el punto de que el lanzamiento de 2022 no sólo se ha cancelado, sino que el Comité de Revisión de la ESA está buscando otro viaje.
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Esto no es fácil porque una misión a Marte no es como poner un satélite en órbita terrestre. La energía necesaria para impulsar una carga útil a Marte requiere un enorme cohete, un sistema de propulsión eléctrica, hondas gravitacionales o una combinación de las tres cosas. Además, la propia nave y todos sus componentes deben ajustarse a las capacidades del lanzador.
En el caso de ExoMars, el rover y la etapa de crucero ya estaban preparados y el rover iba a ser almacenado. Esto significa que cualquier cohete elegido tiene que ser similar en capacidades al Protón. Esa es la parte fácil. Lo difícil es encontrar un cohete disponible para la próxima ventana de lanzamiento en 2024 y tenerlo listo a tiempo.
Algo más complicado será sustituir el módulo de aterrizaje de Roscosmos. La ESA tendrá que encontrar los recursos para construirlo ella misma o encontrar otro socio para el trabajo.
Este acontecimiento es sólo un ejemplo de las consecuencias que la crisis ucraniana está teniendo en el sector aeroespacial. Aparte de ExoMars, se temía que un astronauta estadounidense pudiera quedar varado en la Estación Espacial Internacional si los rusos se negaban a llevarle a la Tierra. Mientras tanto, los comentarios de algunos funcionarios rusos sugerían que la propia estación podría estar en peligro si Rusia se negaba a utilizar sus cohetes de carga para mantenerla en una órbita estable.
En Estados Unidos, la United Launch Alliance también está en peligro porque su familia de cohetes depende de motores fabricados en Rusia. Al cortarse el suministro, rivales como SpaceX y Northrop Grumman podrían recuperar el negocio perdido, lo que podría alterar en gran medida el ámbito aeroespacial.
“Espero que nuestros Estados miembros decidan que esto no es el fin de ExoMars, sino un renacimiento de la misión, que quizás sirva de detonante para desarrollar más autonomía europea”, dijo David Parker, director de Exploración Humana y Robótica de la ESA. “Contamos con equipos brillantes y experiencia en toda Europa y con socios internacionales para remodelar y reconstruir la misión. El equipo está dedicado y centrado en establecer los próximos pasos para asegurar que llevamos este increíble rover a Marte para completar el trabajo para el que fue diseñado.”