Por BLOOMBERG
La demanda de petróleo podría ver “impactos duraderos” del coronavirus, mientras que se proyectan ganancias modestas en los precios de los metales y la agricultura a medida que los mercados de materias primas se recuperan del impacto de la pandemia, según el Banco Mundial.
El Banco Mundial impulsó sus proyecciones desde abril para el precio promedio del petróleo en 2020 y 2021 a $ 41 el barril y $ 44, respectivamente, ya que una lenta recuperación de la demanda va acompañada de una relajación de las restricciones de oferta. Eso todavía deja los precios muy por debajo de los niveles de 2019 de $ 61. Fuera de la energía, un pequeño descenso en los precios de los metales se compensará con un aumento de los precios agrícolas este año.
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La rápida recuperación de los precios del petróleo tras la caída de los precios de abril se ha estancado ya que el resurgimiento del coronavirus incita a los gobiernos a repensar los planes de reapertura. Si bien el estímulo puede ayudar a amortiguar el impacto, Covid-19 presenta un desafío para los exportadores de materias primas, y los responsables políticos deben permitir que sus economías se ajusten sin problemas a una “nueva normalidad” si la pandemia persiste.
“En el mundo posterior a Covid, estos países deben ser más agresivos en la implementación de políticas para reducir su dependencia de los ingresos petroleros”, dijo Ayhan Kose, director del Grupo de Prospectos del Grupo del Banco Mundial.
La pandemia también podría tener “impactos duraderos” en la demanda de petróleo a través de cambios en el comportamiento de los consumidores y el empleo, según el informe. Los viajes pueden experimentar una reducción permanente, ya que los viajes de negocios se reducen a favor de reuniones remotas, reduciendo la demanda de combustible para aviones.
La institución espera que los metales y la agricultura continúen registrando modestos aumentos de precios el próximo año, del 2% y 1% respectivamente, con los metales impulsados por la rápida recuperación económica de China y los precios agrícolas impulsados por las interrupciones del suministro mundial de alimentos.
El principal riesgo para los pronósticos de precios es la duración de la pandemia, incluido el riesgo de una segunda ola que se intensifica en el hemisferio norte y la velocidad a la que se desarrolla y distribuye una vacuna, dijo el Banco Mundial.
