Por World energy trade – 20 de junio de 2024
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Las emisiones de dióxido de carbono batieron el año pasado otro récord a pesar del aumento del despliegue eólico y solar y del notable incremento de las ventas de vehículos eléctricos.
En un duro recordatorio de la urgente necesidad de hacer frente al cambio climático, las últimas cifras del Statistical Review of World Energy del Instituto de la Energía revelan que las emisiones mundiales han alcanzado un nuevo récord.
Este hito, subrayado por el análisis exhaustivo de las tendencias del consumo y la producción de energía en todo el mundo, sirve de llamada de atención crítica tanto para los responsables políticos como para los líderes de la industria y los particulares.
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Mientras navegamos por las complejidades de nuestro mundo moderno, en el que la demanda de energía sigue creciendo a la par que los avances tecnológicos, el reto de reducir la huella de carbono se hace cada vez más relevante.
El ascenso a estos niveles de emisión sin precedentes pone de relieve la importancia crítica de la transición hacia fuentes de energía más sostenibles y renovables.
Es una llamada de atención a la innovación, la inversión y la acción inmediata para mitigar los impactos a largo plazo del cambio climático.
Según el informe estadístico, el consumo mundial de energía primaria aumentó el año pasado un 2%, un 5% con respecto a los niveles anteriores a la crisis de los cohetes, y se situó un 0,6% por encima de la media de los últimos diez años.
Al mismo tiempo, el consumo de hidrocarburos como parte de esa energía primaria descendió un modesto 0,4%, el mismo ritmo al que aumentó la parte de las llamadas fuentes de energía renovables como parte del total.
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El consumo de petróleo superó los 100 millones de barriles diarios por primera vez en la historia, señaló también el Instituto de la Energía en su informe, señalando que en el penúltimo año el consumo de petróleo y el de biocarburantes se situaron juntos en 100 millones de bpd, lo que sugiere que en 2023 se producirá un aumento del consumo de petróleo en concreto.
Por su parte, las emisiones aumentaron un 2,1% el año pasado, superando las 40 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente, de las que más de 35 gigatoneladas correspondieron al consumo directo de energía.
El informe indica que la producción de petróleo aumentó en 1,8 millones de barriles diarios el año pasado, alcanzando la cifra récord de 96 millones de barriles diarios.
También aumentó la demanda de petróleo, impulsada por un incremento del 5% en Asia, que compensó un descenso del 1% en Europa. En Norteamérica, la demanda aumentó un insignificante 0,8%.
La producción de gas natural, por su parte, se mantuvo prácticamente sin cambios respecto a 2022, con descensos incluso en Rusia y Europa. Según el Statistical Review of World Energy, la demanda global también aumentó muy modestamente, un 0,02% o 1.000 millones de m3.
Producción y consumo de carbón
En 2023, la producción mundial de carbón alcanzó el nivel más alto de su historia (179 EJ), superando el máximo alcanzado el año anterior.
La región de Asia-Pacífico representó casi el 80% de la producción mundial, concentrándose la actividad en sólo cuatro países: Australia, China, India e Indonesia (responsables conjuntamente del 97% de la producción de la región).
China representó por sí sola algo más de la mitad de la producción mundial. América del Norte, América del Sur y Central, Europa y la Comunidad de Estados Independientes vieron caer su producción en relación con los niveles de 2022.
El consumo mundial de carbón superó los 164 EJ por primera vez en la historia. El aumento del 1,6% en 2022 fue siete veces superior a la tasa media de crecimiento de los diez años anteriores.
Aunque China es con diferencia el mayor consumidor de carbón (56% del total mundial), en 2023 India superó por primera vez el consumo combinado de Europa y Norteamérica.
El consumo de carbón tanto en Europa como en Norteamérica cayó por debajo de los 10 EJ, sus niveles más bajos desde 1965.