Por World energy trade – 07 de agosto de 2024
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Las grandes petroleras siguen apostando por el GNL, al tiempo que reducen sus proyectos e inversiones en energías renovables, ya que los beneficios del petróleo y el gas siguen superando a los escasos beneficios de las energías renovables.
Las principales empresas internacionales de petróleo y gas natural están aprobando nuevos proyectos de GNL y comprando participaciones en otros, ya que consideran que la demanda de gas natural aumentará a medio y largo plazo.
Obligadas a devolver más dinero a sus accionistas, las grandes petroleras apuestan por hacer crecer su negocio del GNL, mucho más lucrativo que el de la energía eólica, la solar o los biocombustibles, en los que la rentabilidad ha sido escasa durante años y no han despegado realmente a pesar del aumento vertiginoso de la capacidad mundial.
En los últimos años, el comercio de GNL ha reportado muchos beneficios a las grandes empresas europeas, mientras que casi todas ellas han tenido que hacer frente a pérdidas por deterioro de proyectos de energías renovables en Europa y Estados Unidos.
El mercado del GNL experimentará una oleada de nuevos suministros a partir de 2026 y podría sufrir un exceso de oferta desde 2026-2027 hasta el final de la década. Sin embargo, las grandes petroleras confían en que la demanda seguirá existiendo y en que sus estrategias comerciales y los movimientos para captar clientes de los proyectos de GNL darán sus frutos.
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Se debilita el compromiso con las renovables
Al mismo tiempo, las principales empresas petroleras europeas no han visto mejorar las condiciones del mercado y del negocio como para justificar el gran impulso a las energías renovables que habían prometido antes de que la crisis energética y la escalada de precios de 2022 dieran al traste con sus planes y centraran la atención en la seguridad energética.
BP, por ejemplo, contabilizó una pérdida de valor antes de impuestos de 540 millones de dólares en el tercer trimestre del año pasado en relación con proyectos eólicos marinos en Estados Unidos.
La solicitud de BP y Equinor para renegociar los acuerdos de compra de energía asociados a los parques eólicos Empire Wind 1 y 2 y Beacon Wind 1 frente a la costa de Nueva York fue rechazada.
En junio, BP anunció que este año reduciría sus planes de desarrollo de nuevos proyectos de combustibles de aviación sostenibles (SAF) y biocombustibles diésel renovables en sus instalaciones actuales, interrumpiendo la planificación de dos posibles proyectos y evaluando la progresión de otros tres.
«Esta medida está en consonancia con el objetivo de bp de simplificar su cartera, centrándose en el valor y la rentabilidad», declaró la gran empresa británica.
Semanas más tarde, el otro gigante británico, Shell, anunció la interrupción de las obras de construcción de una planta de biocombustibles en Rotterdam debido a la debilidad del mercado, lo que le supuso una pérdida de valor de 780 millones de dólares en el segundo trimestre.
La pausa en la planta de biocombustibles de 820.000 toneladas al año, situada en el Parque Shell de Energía y Productos Químicos de Rotterdam (Países Bajos), era necesaria «para abordar la entrega del proyecto y garantizar la competitividad futura dadas las condiciones actuales del mercado», declaró la empresa.