Por World oil    –  18 de noviembre de 2024

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Hoy en Newsweek, el presidente y director ejecutivo de API, Mike Sommers, describe cómo la próxima administración y el nuevo Congreso pueden promover políticas energéticas de sentido común que funcionen para todos los estadounidenses. La fortaleza en el liderazgo, la producción local y la defensa de la libertad de elección del consumidor son algunos de los puntos principales que debe tener en cuenta.

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Estimado presidente electo Trump:

“Hubo muchas sorpresas en las elecciones de 2024, pero una cosa se destacó con notable claridad: no se puede ser elegido presidente sin apoyar el liderazgo energético estadounidense. El mensaje de los votantes no podría ser más claro: los estadounidenses quieren un enfoque energético que incluya todos los aspectos mencionados, no mandatos y restricciones gubernamentales.

El impacto electoral del debate sobre la política energética nacional se cristalizó en estados en disputa como Michigan, donde los votantes dejaron en claro que no quieren que se les diga qué tipo de automóvil deben conducir. En Pensilvania, el fuerte apoyo a la fracturación hidráulica, más conocida como fracking, puso de relieve el reclamo más amplio de los estadounidenses por una energía asequible y confiable.

Los números lo dicen todo. Las encuestas muestran que casi dos tercios de los estadounidenses apoyan el aumento de la producción nacional de petróleo y gas natural. Siete de cada diez se oponen a las órdenes gubernamentales que restringen la elección de vehículos. Las encuestas a la salida de los colegios electorales confirmaron además que la estabilidad económica y la inflación –ambas vinculadas a la política energética– dominaron las preocupaciones de los votantes.

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Estos resultados exigen un cambio fundamental en el enfoque de Washington en materia de política energética, y nuestra industria ha delineado una hoja de ruta de sentido común. El camino a seguir requiere proteger la libertad de elección del consumidor mediante la eliminación de las políticas restrictivas de la EPA que prohibían la mayoría de los nuevos automóviles a gasolina y rechazaban la exención especial de California para su mandato de vehículos totalmente eléctricos. Estos enfoques autoritarios sólo han limitado la libertad de los estadounidenses para tomar sus propias decisiones en materia de transporte.

Lo que está en juego va mucho más allá de nuestras fronteras. Por ejemplo, el presidente electo Trump tiene el mandato claro de garantizar el liderazgo global de Estados Unidos levantando de inmediato la miope pausa de la administración Biden sobre los permisos de exportación de gas natural licuado. Esta única acción daría seguridad a nuestros aliados de la fiabilidad de Estados Unidos como socio energético, al tiempo que fortalecería nuestra influencia geopolítica y apoyaría el empleo aquí en el país.

Estados Unidos también necesita un nuevo y más sólido programa federal de arrendamiento de activos offshore de cinco años de duración. El programa actual del presidente Biden es el más débil de la historia y no es suficiente para satisfacer las necesidades energéticas futuras de nuestro país. Es hora de restablecer las ventas regulares de arrendamientos offshore y garantizar oportunidades de inversión a largo plazo.

De manera similar, la reciente política energética terrestre ha contribuido más a sofocar nuevos proyectos que a apoyarlos. Los nuevos arrendamientos en tierras federales han disminuido un 91% en comparación con el promedio de 20 años. Debemos volver a los arrendamientos trimestrales constantes en tierra firme, como lo exige la ley. Las políticas excesivamente restrictivas que obstaculizan las nuevas inversiones en energía deben ser derogadas, al igual que el impuesto al gas natural de la EPA de la Ley de Reducción de la Inflación.

El desarrollo de infraestructura enfrenta desafíos similares. El actual sistema federal de permisos se ha convertido en un laberinto de demoras e incertidumbre, lo que hace casi imposible construir proyectos esenciales, desde carreteras y puentes hasta oleoductos. Es necesario reformar la Ley Nacional de Protección Ambiental, así como garantizar que la Ley de Agua Limpia no se utilice como arma para bloquear proyectos de infraestructura críticos.

Las implicaciones económicas de este debate y las reformas políticas necesarias son asombrosas. La industria del petróleo y el gas natural sustenta más de 11 millones de empleos estadounidenses y ha invertido 1,6 billones de dólares en infraestructura energética nacional desde 2015. Para mantener esta ventaja y asegurar que Estados Unidos siga siendo competitivo a nivel mundial, debemos preservar la tasa impositiva corporativa actual del 21 por ciento y, al mismo tiempo, ampliar otras disposiciones que alienten la inversión en infraestructura nacional.

Estas políticas no son sólo números en una hoja de cálculo: si se implementan correctamente, impulsarán la vida de los estadounidenses. La coalición ganadora del presidente electo Trump, apoyada en gran medida por votantes de clase media y trabajadora, conoce esta realidad. Sus votos indican la necesidad de una política energética que equilibre el crecimiento económico, la seguridad y el progreso ambiental.

El futuro energético de Estados Unidos exige políticas que aprovechen nuestros abundantes recursos y, al mismo tiempo, garanticen la competitividad global. Al proteger la libertad de elección de los consumidores, agilizar las regulaciones, reformar los procesos de obtención de permisos y mantener políticas tributarias competitivas, podemos asegurar el liderazgo energético de Estados Unidos y ofrecer la energía asequible y confiable que exigieron los votantes el día de las elecciones.

Los resultados de las elecciones representan más que un cambio político: son un mandato para la acción. Es hora de que Washington escuche al pueblo estadounidense e implemente políticas energéticas que funcionen para todos los estadounidenses. Nuestra seguridad energética, nuestra prosperidad económica y nuestro liderazgo global dependen de ello”.

— Mike Sommers, director ejecutivo del Instituto Americano del Petróleo

Foto tomada de pixabay.com

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