Por World energy trade – 09 de diciembre de 2024
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El crecimiento exponencial de la inteligencia artificial y los centros de datos está poniendo a prueba la infraestructura energética global, generando preocupaciones sobre la capacidad de los sistemas de suministro eléctricos para satisfacer la demanda.
A medida que las empresas tecnológicas invierten billones de dólares en IA, se están produciendo tensiones locales en las redes eléctricas, incluso si el impacto global en la demanda de energía parece moderado por ahora.
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La IA está remodelando el mercado mundial de la energía, y no hay forma de volver a meter al genio en la botella. El aprendizaje automático y el procesamiento del lenguaje natural requieren enormes cantidades de potencia informática que consume mucha energía y, a medida que crece el sector, ya está ejerciendo una gran presión sobre las redes energéticas de todo el mundo.
Aunque existe una gran preocupación por el impacto económico y medioambiental de la insaciable demanda energética de esta tecnología, la IA sigue siendo una gran prioridad de inversión tanto para el sector público como para el privado. Está claro que la IA ha llegado para quedarse, y se necesitan urgentemente planes de contingencia para la seguridad energética mundial.
Se espera que el mercado mundial de centros de datos esté valorado en unos 300.000 millones de dólares en 2024, con una tasa media de crecimiento anual compuesto prevista de alrededor del 10% en los próximos cinco años, impulsada casi en su totalidad por el crecimiento de la inteligencia artificial, según un análisis de TMT Finance.
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El bufete de abogados DLA Piper encuestó recientemente a 176 altos ejecutivos del sector de los centros de datos, y descubrió que «el 70% de los inversores espera que siga aumentando la financiación para proyectos de centro de datoss, incluida la deuda», según un informe resumido de The Register.
Ello a pesar de que el 98% de los encuestados manifiestan su preocupación por la disponibilidad y fiabilidad de la energía para abastecer esos proyectos.
De hecho, el informe de DLA Piper constata que las preocupaciones en materia de gobernanza responsable han aumentado considerablemente en prioridad en todo el sector.
El 70% de los ejecutivos encuestados afirmaron que «esperan un mayor escrutinio en torno a las prácticas ESG, especialmente en lo que respecta a la integración de las energías renovables y los avances en tecnologías de eficiencia energética».
Equilibrar la demanda de los centros de datos impulsados por la IA con las necesidades energéticas e hídricas de la competencia es una pieza fundamental de la inversión y la gobernanza responsables, ya que la construcción desbocada de centros de datos podría provocar escasez de energía, un aumento vertiginoso de los precios de la energía y un incremento drástico de la producción de gases de efecto invernadero.
En la actualidad, el consumo anual de energía de la IA es superior al de la mayoría de países enteros: sólo 16 naciones consumen más energía al año que la IA. El aumento casi repentino de la demanda de electricidad de los centros de datos está superando el suministro disponible en muchas partes del mundo, informaba Bloomberg en junio.
Algunos países, como Irlanda, Arabia Saudí y Malasia, ya se enfrentan a graves problemas para producir suficiente energía para alimentar sus centros de datos ya planificados.
En Estados Unidos, un reciente estudio científico concluía que, a menos que el gobierno invierta miles de millones de dólares en capacidad de generación y transmisión en los próximos años para satisfacer los aumentos de demanda de los centros de datos, los estadounidenses pueden esperar que sus costes energéticos suban hasta un 70%.
Debido a la actual insuficiencia de infraestructuras, los centros de datos ya se enfrentan a cuellos de botella de años para conectarse a la red. Las empresas de servicios públicos de EE.UU. están recibiendo un aluvión de solicitudes de suministro eléctrico para emplazamientos marcados para la construcción de centros de datos, pero que no podrán atender muchas de ellas hasta la década de 2030.
Es más, muchas de esas empresas de servicios públicos están exigiendo que los inversores de esos proyectos abonen por adelantado grandes pagos no reembolsables para satisfacer las enormes necesidades de infraestructura de los proyectos.
A pesar de los retos, los inversores en IA siguen adelante. El crecimiento del sector es inevitable, pero deberá controlarse mediante marcos de gobernanza para evitar consecuencias desastrosas para la red, el clima y el consumidor.
Existen algunos planes ambiciosos para hacer que la IA consuma menos energía, incluso mediante innovaciones tecnológicas de cara al futuro como la computación cuántica y algoritmos que alteren la industria.
Pero hasta que esas ideas se hagan realidad, lo que necesitamos es mucha más energía limpia y a toda prisa. Para equilibrar esta imparable fuerza del mercado, es fundamental un rápido desarrollo de los recursos energéticos limpios, incluida la fisión nuclear y posiblemente incluso la fusión nuclear.
Foto tomada de pixabay.com