Por Descifrado.com – 23 de marzo de 2022
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El petróleo vuelve a la carga. Tras unos días de alivio en los precios (cayeron en 40 dólares en poco tiempo), el petróleo parece haber retomado la senda alcista ante el anquilosamiento de la guerra en Ucrania y la ausencia de alternativas rápidas y efectivas para reemplazar al petróleo ruso del mercado. Este 22 de marzo, el barril de Brent vuelve a cotizar holgadamente por encima de los 110 dólares (el barril sube más de un 6%), unos niveles que de mantenerse forzarán un reequilibrio del mercado a través de la ‘destrucción de demanda’, un proceso doloroso para el que la Agencia Internacional de la Energía ya ha comenzado a prepararnos.
La destrucción de demanda en términos económicos se refiere a una disminución permanente o sostenida de la demanda de un determinado bien (normalmente energético: petróleo o gas) como última respuesta a unos precios muy altos y persistentes. Ante la escasez y los altos precios, los consumidores buscan vías para reducir el consumo de ese bien o tratan de encontrar caminos alternativos que eviten directamente su consumo.
El elevado precio del petróleo ha llevado a que la gasolina y el gasóleo alcancen precios históricamente altos en los países desarrollados. La teoría económica asegura que la demanda de petróleo es rígida en el corto plazo, puesto que la estructura económica no puede cambiar de la noche a la mañana: modificar el funcionamiento de los motores de combustión o los sistemas de calefacción lleva tiempo y es costoso. Pero si el precio del petróleo sube mucho y se mantiene ahí por unos meses, el resultado puede ser un menor consumo sin la necesidad de cambiar la estructura de la economía: esto es la destrucción de demanda.
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Los economistas de JP Morgan creen que el mercado de petróleo se está acercando a este escenario rápidamente. Para que se produzca la destrucción de demanda, el petróleo se tiene que mantener cerca de los 120 dólares por unos meses.
No obstante, “dado el shock de la oferta y salvo que se produzcan avances en las negociaciones de paz, la destrucción inmediata de la demanda será la única forma de reequilibrar el mercado a corto plazo. Mirando más allá de lo inmediato, si el petróleo se mantiene en esos 120 dólares por unos meses, el golpe a la demanda de petróleo podría ser de unos 1,2 millones de barriles por día este año, dejando el consumo de petróleo en unos 550.000 barriles diarios por debajo de los niveles de 2019″.
Los analistas de Natixis comentan en un informe que pese a los últimos movimientos del precio del petróleo, la dirección del conflicto entre Ucrania y Rusia seguirá siendo el factor clave de los precios a corto plazo. Mientras que una rebaja de la tensión podría acabar con la estructura actual de backwardation (denota escasez de petróleo en el mercado), la continuación del conflicto hace que aumente el riesgo de sanciones (al estilo de las impuestas por EEUU o Reino Unido), lo que podría poner en peligro las importaciones de petróleo ruso en Europa y, por tanto, seguir agudizando la estructura actual del mercado de futuros, que evidencia la escasez de crudo en el mercado spot o físico.