Por WORLD ENERGY TRADE – 31 de enero de 2024
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El chip funciona insertando 64 hilos con un total de 1,024 pequeños electrodos muy finos en el cerebro. Cada electrodo puede detectar las señales eléctricas del cerebro.
Elon Musk había declarado anteriormente que Neuralink pretendía tener sus primeros implantes instalados mecánicamente en humanos a finales de 2020. La empresa parece haber conseguido cumplir los plazos, teniendo en cuenta el enfoque excesivamente optimista de Musk respecto a los calendarios.
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Neuralink recibió el año pasado la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) para realizar su primer ensayo en humanos, un hito fundamental tras las dificultades anteriores para obtener la aprobación.
Con la aprobación de la FDA en la mano, Neuralink ha iniciado un estudio de seis años que implica el uso de un robot para implantar quirúrgicamente 64 hilos flexibles, más finos que un cabello humano, en la parte del cerebro que regula la intención de movimiento.
Según la empresa, estos hilos permiten a su implante experimental captar y transmitir de forma inalámbrica señales cerebrales a una aplicación que descodifica la intención de movimiento de la persona. Además, el implante funciona con una batería que puede cargarse de forma inalámbrica, lo que facilita su uso a los pacientes.
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El primer producto de Neuralink se llama Telepathy, que, según Musk, permitiría controlar un teléfono o un ordenador con sólo pensar, como ya se ha demostrado con monos que juegan al ping-pong.
«Permite controlar el teléfono o el ordenador, y a través de ellos casi cualquier dispositivo, sólo con el pensamiento. Los primeros usuarios serán quienes hayan perdido el uso de sus extremidades. Imagina que Stephen Hawking pudiera comunicarse más rápido que un mecanógrafo veloz o un subastador. Ese es el objetivo», continúa Musk en otro post.
La empresa de interfaz cerebro-máquina de Musk se enfrenta a rivales en este campo, algunos de los cuales tienen una trayectoria que se remonta a dos décadas.
Blackrock Neurotech, por ejemplo, implantó su primera de muchas interfaces cerebro-ordenador en 2004, mientras que Precision Neuroscience, ha desarrollado un implante que se asienta en la superficie del cerebro y puede implantarse a través de una microescisión craneal, un procedimiento mucho más sencillo que el de Neuralink.
Los dispositivos existentes también han mostrado resultados prometedores a la hora de ayudar a comunicarse a personas con parálisis. Recientemente, investigadores estadounidenses utilizaron implantes para descodificar la actividad cerebral de personas que intentaban hablar y luego la traducían a texto o voz.
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