Por EL PAIS
Las negociaciones para la compra del Sabadell por parte del BBVA avanzan a buen ritmo “y el resultado se verá en las próximas semanas”, según Jaime Guardiola, consejero delegado de la entidad catalana. La operación se centrará en el recorte de gastos como factor principal para recuperar la rentabilidad perdida. La digitalización del sector acelera la reducción de la presencia física: los analistas esperan más de 5.000 despidos, el 11% de la plantilla total y cierres de 1.300 oficinas, el 30%. Los sindicatos se temen lo peor y exigen reducciones de pactadas personales y bajas voluntarias.
Entre los banqueros del sector se apuesta por un acuerdo entre las dos entidades, porque la alternativa de romper y buscar otro socio menos favorable. Pero recuerdan que el camino será largo y que la operación no se cerrará hasta junio o septiembre de 2021 si hay acuerdo, en paralelo al pago por la filial del BBVA en Estados Unidos vendida a PNC por 9.700 millones de euros.
Mientras tanto, los analistas apuntan que uno de los mayores riesgos será el de la ejecución de fusión. Es decir, diseñar el nuevo mapa de oficinas y plantillas y elegir a los mejores directivos de ambas entidades. Ni Carlos Torres, presidente del BBVA, ni Onur Genç, el consejero delegado, tienen experiencia en esta labor en España. Sin embargo, el Sabadell, con 139 años de historia, ha crecido a base de más de 12 adquisiciones entre 1996 y 2015, y fuentes del mercado destacan la alta calidad técnica de buena parte de sus directivos, muy bregados en banca comercial y de pequeñas empresas.
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Reducir entre el 40% y el 50% de los gastos del banco pequeño
Los analistas redactan sus informes con prisa tras la sorpresa del anuncio de este martes. Como toda fusión, esta también estará centrada en el recorte de costes para compensar la caída de ingresos provocada por los tipos de interés negativos y la crisis económica surgida tras la pandemia.
Sus cálculos coinciden en que para obtener sinergias necesitarán “entre el 40% o 50% de los costes del banco más pequeño de la fusión”, como dijo el martes José Antonio Álvarez, consejero delegado del Santander, en una jornada organizada por Deloitte y A B C. Este porcentaje supone algo más de 1.000 millones sobre los costes del Sabadell, lo que se traduciría en despidos de “entre 5.000 y 6.000 trabajadores del banco fusionado en dos años”, según José Luis Cortina, presidente de la consultora bancaria Neovantas. “Es muy caro prescindir de tantos empleados, pero es más caro mantenerlos a lo largo de años”, agrega este consultor.
La futura entidad tendrá 4.240 oficinas (2.521 de BBVA más 1.719 de Sabadell) y 46.365 trabajadores (29.475 de BBVA y 16.890 de Sabadell). Cortina estima que se podrían cerrar “más de 1.200 oficinas, con una media de tres empleados, unos 4.000 trabajadores de la red, a lo que habría que añadir unos 2.000 más de los servicios centrales que tienen que adelgazar por todo el proceso de digitalización, que se acelerará ”.
El cálculo de las oficinas coincide con otro informe de la consultora Bain & Company. Los analistas de Barclays calculan que de fructificar la fusión inesperada de BBVA y Sabadell, podrían suponer el cierre de 1.232 sucursales que se superponen por código postal. Este movimiento llega después de los enormes cierres de sucursales y despidos que acumula la banca española en la década.
Morgan Stanley lleva el coste de la reducción de los despidos hasta los 4.000 millones. En una zona intermedia se sitúan Íñigo Vega, de Nau-Securities, que cree que la nueva entidad puede gastar unos 2.000 millones en reestructurarse y coinciden en 5.000 o más despidos. En este capítulo destacará la fusión de las plataformas digitales, “aunque a medio plazo haya que achatarrar una de ellas, la del Sabadell, con toda la pérdida de valor que eso conlleva”, indica Cortina. “Aquí está el riesgo de perder clientes si la atención baja de calidad”.
Las claves, el precio y las provisiones
Los expertos recuerdan que el Sabadell hace una semana propuso la salida de 1.800 trabajadores con bajas voluntarias. “Ahora es fácil que intente llegar a los 6.000 empleados”, apunta un directivo que pide el anonimato. También se apunta que el BBVA ha reducido oficinas, pero muy pocos empleados, por lo que llega a la fusión con una plantilla alta, sobre todo en Cataluña donde compró dos bancos procedentes de cajas de ahorros, Unnim y Catalunya Banc.
La decisión estará condicionada por varios factores, entre ellos cuánto pagará el BBVA por el Sabadell. El consenso del mercado es que pondrá alrededor de 2.400 millones. Ayer valía 2.512 millones en Bolsa, tras subir un 7% más. En noviembre se ha revalorizado un 70%, aunque acumula un descenso de más del 50% en el último año. En este capítulo habrá que ver qué pasa con la filial británica del Sabadell, TSB, cuyo valor de mercado es cero.
También serán clave las provisiones que se precisen para cubrir activos inmobiliarios deteriorados: Vega apunta que serán 2.116 millones, teniendo en cuenta que la morosidad crecerá con fuerza en 2021, sobre todo en pymes, donde el Sabadell es fuerte. Este será un factor clave y difícil de precisar para el BBVA. A su favor, el comprador cuenta con un fondo de comercio negativo (badwill), la diferencia entre el valor en libros y lo que pague: hasta 7.900 millones que servirían para afrontar los gastos de reestructuración. El camino será largo.
Los sindicatos críticos la posible integración
Comisiones Obreras de Cataluña exigen “garantías” al BBVA y al Sabadell para las plantillas ante el proyecto de fusión. El sindicato mayoritario considera “imprescindible” que, si sale la operación, se articula un acuerdo laboral que protege las condiciones laborales y la ocupación de ambas plantillas. Recuerda CC OO que el Sabadell, antes de este anuncio, “negociaba bajas voluntarias para mayores de 56 años” y trataba de evitar la movilidad geográfica y la modificación de condiciones laborales.
UGT no se posiciona, a falta de contactos oficiales, aunque cree que es “una desmedida concentración bancaria”. LAB cree que la operación conduce al oligopolio y la destrucción de millas de empleos, “encareciendo los servicios, que serán de peor calidad”.