Por Vicente Nieves
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, ha hecho su estreno en el foro que el instituto monetario celebra cada año en Sintra (Portugal), una de las citas más esperadas de la política monetaria. En esta ocasión, la presidenta ha puesto el foco, como no podía ser de otra forma, en la crisis causada por el covid-19. Lagarde ha elevado el riesgo de que la recesión se convierta en una crisis financiera si las empresas empiezan a tener problemas para devolver los créditos y los bancos sufren un aumento de la mora en sus balances. No obstante, el BCE y las autoridades supervisoras ya están buscando fórmulas para intentar esquivar este escenario.
Por otro lado, al comienzo de su discurso, Lagarde ha reconocido que el duro golpe que está sufriendo el sector servicios (muy intensivo en empleo) puede dejar cicatrices duraderas y crea el riesgo de histéresis en la economía (daños cuasi permanentes). “En una recesión convencional, la industria y la construcción suelen ser los sectores golpeados con más fuerza, en esta ocasión está siendo el sector servicios, por lo que esta es una crisis singular”, ha destacado Lagarde.
Para preinscribirte ingresa dando click acá
Además, esto tiene importantes implicaciones. Por un lado, la recuperaciones del sector servicios suelen ser más lentas, afectan más al trabajo y al mercado laboral (es el sector que emplea a la mayoría de los coupados). También, este daño en el mercado laboral tiene un impacto desigual en los trabajadores, puesto que se focaliza en las personas con bajos ingresos y que tienen una menor cualificación, ha destacado la francesa.
El desempleo entre las personas con salarios más bajos supone un reto importante para la economía, puesto que pueden lastrar el consumo en mayor medida. Estas personas suelen mostrar una mayor propensión a consumir (consumen una mayor parte de su renta) que los hogares con rentas más elevadas.
Por último, “la intensidad de mano de obra de los sectores más afectados también aumenta el riesgo de histéresis y de generar cicatrices en el mercado laboral”, ha asegurado la francesa.
La esperanza de la vacuna
Respecto a la noticia de los últimos días, los esperanzadores datos sobre la vacuna de Pfizer, la presidenta del instituto monetario ha pedido calma. Lagarde ha destacado que “aunque las últimas noticias sobre una vacuna parecen alentadoras, aún podríamos enfrentarnos a ciclos recurrentes de aceleración de la propagación viral y restricciones más estrictas hasta que se logre una inmunidad generalizada”.
Por lo tanto, la francesa ha reconocido que la recuperación puede no ser lineal (una especie de montaña rusa para la actividad), sino más bien inestable, intermitente y supeditada al ritmo del lanzamiento de la vacuna. Mientras tanto, es posible que la producción del sector servicios tenga dificultades para recuperarse por completo.
De hecho, los servicios ya mostraban una tendencia a la baja antes de las últimas medidas restrictivas impuestas por los países. Lagarde ha comentado los indicadores adelantados como el PMI de servicios, que ya cayó de 54,7 en julio a 46,9 en octubre. “Y aunque la industria se ha mantenido relativamente resistente hasta ahora, existe el riesgo de que la recuperación en este sector también se desacelere una vez que se agote la acumulación de pedidos y la producción industrial se alinee mejor con la demanda”.
El riesgo de una crisis financiera
Lagarde ha advertido de que si la sociedad deja de ver la pandemia como un evento único, se podrían ver cambios de comportamiento más duraderos que durante la primera ola. “Los hogares podrían tener más miedo al futuro y aumentar su ahorro preventivo. Las empresas que han sobrevivido hasta ahora aumentando su endeudamiento podrían decidir que permanecer abiertas ya no tiene sentido comercial”.
La recesión puede traspasar sectores, lo que a su vez puede crear un círculo vicioso que impida una salida limpia de la crisis. Esto podría desencadenar una oleada de cierre de empresas que se enfrentan a las restricciones sanitarias, lo que a su vez reduciría la demanda de empresas complementarias. Todo ello podría afectar a la banca y a la concesión de crédito, que es en parte la gasolina que permite a la economía seguir avanzando.
“Si eso sucediera, la recesión podría filtrarse a través de la economía a sectores no directamente afectados por la pandemia, y potencialmente desencadenar un circuito de retroalimentación entre la economía real y el sector financiero. Los bancos podrían comenzar a endurecer los estándares para dar crédito previendo que la capacidad de pago de las empresas se deteriorará, lo que llevaría a que las empresas estén menos dispuestas o no sean capaces de pedir dinero prestado, se desacelere el crecimiento del crédito y aumente aún más la percepción de riesgo de los bancos”.
La recesión se podría convertir, de este modo, en una crisis financiera. Para intentar evitarlo, “las autoridades supervisoras están trabajando para garantizar que los bancos puedan seguir apoyando la recuperación, preparándolos para un posible deterioro de la calidad de los activos”, ha reconocido Lagarde. Dentro de estas posibles medidas se encuentra la creación de uno o varios ‘bancos malos’ que asuman los créditos dudosos para liberar espacio en el balance de la banca y que ésta pueda seguir concediendo crédito.
Por lo tanto, la presidenta del Banco Central Europeo ha puesto en acento en la necesidad de aplicar una respuesta política continua, poderosa y específica, en palabras de la abogada gala, que será vital para proteger la economía, al menos hasta que pase la emergencia sanitaria haya pasado. “Recuerden que los confinamientos son un shock no económico que afecta a empresas productivas e improductivas de manera indiscriminada. Las políticas que protegen a las empresas viables hasta que la actividad vuelva a la normalidad ayudarán a nuestra capacidad productiva, no la dañarán”.
Para reducir todos estos riesgos, “el BCE estuvo en la primera ola y estaremos allí también para la segunda ola. Estamos, y seguimos estando, totalmente comprometidos con el apoyo a los pueblos de Europa”, ha concluido la francesa.