Por Bloomberg    –  23 de octubre de 2023   (Rigzone)

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Por segundo año consecutivo, los bancos están ganando más dinero otorgando préstamos y suscribiendo ventas de bonos para proyectos relacionados con el medio ambiente que lo que ganan con las empresas de combustibles fósiles.

En conjunto, los bancos han generado alrededor de 2.500 millones de dólares de ingresos a partir de financiación centrada en el clima en lo que va del año, en comparación con 2.200 millones de dólares de su trabajo con compañías de petróleo, gas y carbón, según datos compilados por Bloomberg.

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Es un gran cambio con respecto a 2020, cuando los prestamistas se embolsaron casi el doble de las tarifas de las grandes petroleras que por respaldar iniciativas verdes.

Aun así, una relación tan estrecha entre combustibles verdes y fósiles está lejos de ser lo que necesitamos, dice Trina White, analista de BloombergNEF que se centra en finanzas sostenibles.

“Es prometedor ver pruebas de lo que sabemos desde hace mucho tiempo: que la transición energética promete ser una enorme oportunidad además de una necesidad climática”, afirma.

White explica que el desafío será garantizar que el sector privado aproveche esa oportunidad en pos de escenarios de 1,5°C, que tienen más probabilidades de evitar un calentamiento catastrófico. Sin embargo, lograrlo requerirá un aumento extraordinario de la inversión.

“Necesitamos que tanto la inversión de la economía real como el financiamiento bancario en fuentes de energía bajas en carbono se cuadrupliquen en esta década en relación con los combustibles fósiles”, dice.

Los analistas de BNEF utilizan una métrica que rastrea la inversión en el sistema de suministro de energía en una variedad de industrias. Los analistas han determinado que la proporción entre inversión en energía limpia y combustibles fósiles debe llegar a 4 a 1 para fines de la década si el planeta quiere evitar los peores estragos del cambio climático como se establece en el Acuerdo de París de 2015. Esa proporción era de 0,8 a 1 a finales de 2021, según BNEF.

Los bancos han enfrentado críticas considerables en los últimos años por su apoyo a la industria de los combustibles fósiles, la principal fuente de contaminación que calienta el planeta. Los financieros han tratado de defenderse afirmando que quieren ayudar en la transición hacia una economía baja en carbono manteniéndose comprometidos con las industrias más responsables de la aceleración de la crisis climática.

Además, un número cada vez mayor de bancos ha reconocido los riesgos de la crisis aumentando sus ambiciones en torno al financiamiento verde. Por ejemplo, JPMorgan Chase & Co. anunció objetivos de reducción de emisiones a finales del año pasado para aerolíneas, fabricantes de cemento y empresas de mineral de hierro y acero. Esto se sumó al primer conjunto de objetivos del banco, que se centraron en los sectores de petróleo y gas, energía eléctrica y fabricación de automóviles.

Grace Osborne, analista de Bloomberg Intelligence, dice que “cero emisiones netas en 2050” representa una oportunidad de inversión estimada en 50 billones de dólares, según estimaciones del Foro Económico Mundial. La transición a la energía limpia tiene el potencial de abrir “nuevas e importantes fuentes de ingresos”, dice, incluidas más tarifas por suscripción y préstamo de bonos verdes, retornos de inversiones en tecnología baja en carbono e ingresos de otros tipos de financiamiento sostenible.

Los bancos pueden aprovechar “las ventajas climáticas” atrayendo clientes con bajas emisiones de carbono y persuadiendo a los grandes contaminadores para que descarbonicen sus operaciones, dice Osborne.

Sin embargo, el lavado de imagen verde entre las empresas financieras que afirman tener inversiones sostenibles sigue siendo una amenaza perpetua. Seguir el progreso es difícil debido a la falta de estandarización y regulación del mercado, y a las dudas generales sobre la veracidad de los “datos impactantes” que los bancos reportan en relación con las finanzas sostenibles, dice Osborne.

Dicho esto, dice que la emisión de bonos verdes es un área en la que es más fácil evaluar los resultados de la financiación bancaria de proyectos bajos en carbono. Este año, BNP Paribas SA, Bank of America Corp. y Credit Agricole SA se destacan como los principales suscriptores de bonos verdes, según datos de Bloomberg. En total, hasta ahora en 2023 se han concertado aproximadamente 475 mil millones de dólares en bonos y préstamos verdes, frente a cerca de 450 mil millones de dólares en el mismo período del año anterior.

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Por el contrario, el opaco mercado de préstamos vinculados a la sostenibilidad (un gran mercado que mide alrededor de 1,3 billones de dólares) conlleva riesgos para la reputación de los bancos, advierte Osborne. Si bien la deuda está diseñada para incentivar el impacto sostenible a través de indicadores clave de desempeño (KPI) ambientales, sociales o de gobernanza, la falta de divulgación de los objetivos, además de la ausencia de un seguimiento adecuado, pone en duda la integridad del producto, afirma.

“La preocupación es que los productos a veces se utilizan como herramientas de marketing y, como resultado, presentan desafortunados riesgos regulatorios, reputacionales y de lavado verde”, dice Osborne.

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