Por Marianna Parraga y Gary McWilliams
Después de incontables simulaciones por ordenador, la fuerza aérea de los Estados Unidos ha realizado el primer vuelo de prueba de Skyborg, el cerebro de caza de combate totalmente autónomo que podrá volar de forma independiente y tomar decisiones propias para atacar enemigos y defender a su líder humano. El objetivo final del programa Skyborg es reemplazar a pilotos de combate humanos cuando esté completamente operativo.
Según el Ejército del aire norteamericano, el vuelo de Skyborg duró dos horas y 10 minutos desde que despegó el 29 de abril desde la base Tyndall en Florida, cumpliendo con todos los objetivos dictados por sus amos humanos. La USAF afirma que Skyborg completó el plan de vuelo dentro de los parámetros esperados, controlando el avión según sus características técnicas y demostrando su capacidad para realizar maniobras coordinadas.
Cómo funciona
Skyborg es una inteligencia artificial agnóstica. Aunque hay tres cazas diseñados para utilizar Skyborg en desarrollo, la USAF afirma que este cerebro puede aprender a volar cualquier aeronave. De hecho, la prueba se realizó con un Kratos UTAP-22 “Mako”, un dron táctico que no tiene nada que ver con los que Boeing, Kratos y General Atomics están desarrollando para Skyborg.
La inteligencia artificial está diseñada para actuar de ‘punto’ —lo que en inglés se denomina ‘wingman’— y seguir los comandos de su líder humano. Sin embargo, Skyborg no requiere ningún control humano. Según los responsables del proyecto, es totalmente independiente y simula el comportamiento de un piloto humano, pero —y ahí está una de las claves del proyecto— sin sus limitaciones físicas.
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Una vez en el aire, Skyborg sigue a su líder en formación según el plan de vuelo y atento a cualquier orden humana. Su función es la misma que un ‘wingman’: cubrir al líder y ayudar en la consecución de los objetivos de la misión. Para ello, puede tomar decisiones por su cuenta, igual que lo haría un humano. Pero mientras que un humano vuela en una máquina con un coste de 29 a 80 millones de dólares el coste de un Kratos XQ-58A Valkyrie es de dos a tres millones. Y, además, su piloto cibernético no se cansa, no sufre el efecto de las fuerzas G y no tiene miedo, ni ansiedad, ni sufre ningún otro factor psicológico que sí afectan a los pilotos humanos.
El futuro de los aviones de combate
Según el jefe del proyecto Skyborg, el general de brigada Dale White, este “es el primer test en un maratón de crecimiento progresivo para la tecnología Skyborg. Estos test iniciales dan comienzo a una campaña de experimentación que continuará madurando el ACS (sistema nuclear autónomo en sus siglas en inglés) y generando confianza en el sistema”. El Pentágono quiere una gran flota de aviones inteligentes y totalmente autónomos para volar junto a aviones con pilotos humanos o por su cuenta. Su objetivo es que estos aviones de combate sean mucho más baratos que cazas como el F-35, pero mucho más flexibles y potentes que los drones por control remoto actuales. Y, al ser realmente autónomos, serían menos vulnerables a la intercepción de las comunicaciones por fuerzas enemigas.
Según White, el programa Skyborg busca conseguir la autonomía absoluta de estas máquinas de bajo coste desechables. Esto permitirá que escuadrones con cazas pilotados por humanos y otros pilotados por el cerebro Skyborg puedan realizar operaciones complejas. Pero sería inútil ignorar que el siguiente paso será eliminar el factor humano completamente, por mucho que se empeñen los pilotos y sus comandantes en la idea romántica de que una máquina no puede volar como un humano, igual que en su momento Kasparov decía que una máquina nunca podrá jugar con la inspiración de un humano y vencer a un gran maestro. De hecho, el brazo de investigaciones avanzadas del Pentágono ya ha demostrado la superioridad de las máquinas en simulaciones de combate. El 20 de agosto de 2020, una inteligencia artificial ganó los cinco enfrentamientos aéreos contra un experto piloto de F-16.
Y eso sin contar que esos combates se realizaron en igualdad de condiciones, usando los mismos aviones. La diferencia es infinitamente mayor con un avión diseñado para una IA, sin las limitaciones de una aeronave para humanos. Al no estar limitado por las fuerzas G, una inteligencia artificial puede operar aviones de forma extrema, realizando maniobras impensables para un piloto. Lógicamente, depender de la inteligencia artificial para operar máquinas mortíferas tiene peligros a múltiples niveles. Desde ataques informáticos externos que puedan desactivarlos o volverlos contra ti, hasta la posibilidad de errores y las hipótesis de ciencia ficción distópica al estilo Skynet. Pero, al parecer, esto no está deteniendo ni a Estados Unidos ni China ni Rusia para desarrollar estas nuevas armas inteligentes y autónomas.