Por Sergio Álvarez   –   12 de abril de 2022   (Diario motor)

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El mundo está viviendo una transición energética como nunca antes había ocurrido. La necesidad de descarbonizar las economías es real y urgente, y ello implica grandes cambios en la forma en que nos movemos. La transición al coche eléctrico parece la única opción, pero los fabricantes de motores de combustión interna se resisten a abandonar tecnologías muy probadas, aun con mucho recorrido posible. Es por ello que se están desarrollando motores capaces de funcionar con hidrógeno. La mayor esperanza para la combustión interna, eso sí, son los combustibles sintéticos.

Los también llamados e-fuels o combustibles de laboratorio son, fundamentalmente, gasolinas sintéticas. Su proceso productivo existe desde hace décadas, pero nunca han sido comercialmente viables, y su producción exigía una gran cantidad de energía. Afortunadamente, los e-fuels de origen renovable han entrado en escena y plantean un escenario de neutralidad climática compatible con la combustión interna. Marcas como Porsche apuestan abiertamente por estos combustibles de laboratorio, como ya os hemos explicado en varios artículos.

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De forma resumida, la producción de e-fuels usa electricidad para obtener hidrógeno verde mediante electrólisis, combinándolo con el CO2 capturado de la atmósfera mediante sistemas físicos de filtración. El metanol resultante es transformado en gasolina mediante un proceso químico, compatible con un motor moderno de combustión interna. La clave de todo este proceso está en que la energía usada para el proceso de electrólisis sea de origen renovable o de bajas emisiones. De lo contrario, los e-fuels no serán neutrales a nivel de emisiones.

Como es evidente, la quema de los e-fuels produce dióxido de carbono, el mismo que se capturó para su producción. El proyecto “viento líquido” es un proyecto de origen danés que produce e-metanol – la base de cualquier e-fuel – usando energía de origen eólico para el proceso de electrólisis. Es un nombre muy acertado para un combustible, y deja claro su origen 100% renovable. El gigante chino Geely está en estos momentos probando en Dinamarca una serie de camiones y vehículos propulsados por metanol sintético, con el objetivo de analizar su futuro uso en vehículos de calle.

Hablamos de varios camiones pesados M100 y berlinas Geely Emgrand. Uno de los objetivos de este proyecto es, también, comprobar si e-fuels como el metanol sintético reducen las emisiones de elementos nocivos, como óxidos de nitrógeno o partículas en suspensión. El proyecto está siendo tutelado por Volvo y tendrá una duración de 15 meses. El uso de Dinamarca no es casual, ya que el puerto de Aalborg pretende construir instalaciones de producción de metanol sintético que para el año 2025 estarán produciendo 75.000 toneladas métricas anuales.

Además, el país es una potencia europea en producción de energía eólica. No es la primera vez que Liquid Wind aparece en los titulares de los medios, ya que su combustible propulsó un carguero de la naviera Maersk en 2021, como parte de un proyecto piloto.

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