Por WORLD ENERGY TRADE 

A pesar de la intensificación de la lucha contra el calentamiento global y el cambio climático, que cuenta con el apoyo de algunas de las mayores empresas energéticas del mundo, el presidente de Colombia, Iván Duque, está decidido a ampliar la minería del carbón del país.

La nación sudamericana es el mayor productor de carbón de Sudamérica y el gobierno nacional busca reforzar la producción como parte de sus planes para reactivar la economía después de que se contrajera casi un 7% durante 2020 debido a la pandemia del COVID-19.

Duque pretende ampliar la producción de carbón térmico de Colombia sin tener en cuenta las consecuencias medioambientales y las obligaciones del gobierno como firmante del Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático.

Se reconoce que esto sólo puede lograrse si se elimina el carbón térmico de la combinación energética mundial porque produce más emisiones de carbono que cualquier otro combustible fósil. Los datos de la Energy Information Administration (EIA) estadounidense muestran que el carbón antracita emite 228,6 millones de libras de dióxido de carbono por cada millón de unidades térmicas británicas producidas, mientras que el carbón bituminoso emite 205,7 libras al quemarse.

Esas emisiones son casi el doble de los 117 millones de libras de dióxido de carbono que emite el gas natural, considerado el más limpio de los combustibles fósiles, y alrededor de un 40% más que la gasolina o el gasoil.

Bogotá pretende ampliar la producción de carbón a pesar de que el 94% de las reservas probadas de carbón de Colombia, que ascienden a más de 5.000 millones de toneladas, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, están compuestas por antracita y carbón bituminoso, los tipos de combustible fósil más contaminantes.

El carbón genera el 85% de las regalías mineras, lo que lo convierte en un motor clave de los ingresos del gobierno, y es el segundo producto de exportación de Colombia, después del petróleo crudo, que representa el 11% de los ingresos de exportación.

Medidas extremas ante la contracción económica

A pesar de levantar el estricto bloqueo instituido en toda Colombia en marzo de 2020, para mitigar la propagación de la pandemia, y de aplicar una serie de medidas para promover el crecimiento, el PIB del primer trimestre de 2021 se contrajo un preocupante 9% en comparación con el trimestre anterior.

El desempleo sigue siendo persistentemente alto, Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) informó que a finales de mayo de 2021 casi el 16% de los colombianos estaban desempleados.

Estas cifras pueden atribuirse al impacto en la economía de una tercera ola del virus que obligó a muchas de las principales ciudades de Colombia a realizar cierres parciales.

La situación del país hace difícil ver que la economía se expanda un 6,5% como predice su banco central. Incluso el más modesto crecimiento del 5% del PIB en 2021 previsto por el FMI parece difícil de alcanzar.

Las protestas en Colombia

Las protestas antigubernamentales en todo el país, desencadenadas por el intento de la administración de Duque de subir los impuestos a finales de abril de 2021, tuvieron un fuerte impacto en la economía.

Los bloqueos en carreteras que impidieron el transporte de suministros cruciales, fueron tan importantes a mediados de mayo que los productores de petróleo, incluida la compañía petrolera estatal Ecopetrol, se vieron obligados a cerrar la producción.

Esto afectó fuertemente a la producción de petróleo, económicamente crucial para Colombia, y que es responsable del 3% del PIB.

Según los datos de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), el regulador petrolero de Colombia, la producción de petróleo cayó a un mínimo de 650.884 barriles diarios el 25 de mayo de 2021 y sólo se recuperó hasta 696.672 barriles diarios el 24 de junio de 2021.

Aunque la mayoría de los bloqueos se han levantado, la economía colombiana está luchando por reactivarse debido a la mayor agitación política, así como a la inseguridad, junto con las limitadas protestas que continúan en algunas ciudades.

Este descenso tan importante de la producción de petróleo afectará a la recuperación económica de Colombia y a sus ingresos fiscales.

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El déficit fiscal

Lo antes expuesto solo incrementa la necesidad del gobierno colombiano por impulsar el crecimiento económico y aumentar los ingresos fiscales, ya que algunos analistas estiman que el déficit presupuestario de Bogotá podría dispararse a más del 9% del PIB este año.

El crecimiento económico debe venir por cualquier medio disponible, esto explica por qué el impulso a la producción de carbón se percibe como una importante palanca económica.

Bogotá está llevando a cabo sus planes sin tener en cuenta la lucha mundial contra el cambio climático y las obligaciones de Colombia en el marco del Acuerdo de París.

¿Cuál es la situación de la producción de carbón?

El Ministerio de Energía informó que la producción de carbón en el primer trimestre de 2021 se disparó un 52% en comparación con el trimestre anterior, alcanzando los 13,9 millones de toneladas, aunque fue un 28% menos que los 19,4 millones de toneladas producidas un año antes.

El ministro de Energía de Colombia, Diego Mesa, prevé un aumento de la producción por la mayor demanda de carbón de China e India.

Todo ello a pesar de que la minera Glencore, a través de su filial colombiana Prodeco, tiene pretensiones de devolver las licencias de las minas de carbón a cielo abierto Calenturitas y La Jaguar, en el departamento del Cesar.

Glencore determinó que, después de paralizar las operaciones en las minas a causa de la pandemia, no era rentable volver a ponerlas en marcha.

Hasta ahora, el regulador, la Agencia Nacional de Minería (ANM) de Colombia, ha rechazado las peticiones de Glencore de entregar esos contratos mineros, aunque se espera una decisión final para mediados de julio de 2021.

Mesa espera que las empresas mineras asiáticas consideren la posibilidad de adquirir las licencias e invertir el capital necesario para reanudar las operaciones en las minas de carbón afectadas una vez que se resuelva el asunto con Glencore.

Las grandes empresas mineras están tratando de reducir su huella de carbono y para ello están desprendiéndose de sus activos de minería de carbón.

Como parte de esa estrategia, el gigante minero mundial BHP y Anglo American acordaron vender, a Glencore, cada uno su participación del 33,3% en Cerrejón, la mayor mina de carbón de Colombia, por un total de US$ 588 millones. De este modo, Glencore se convertirá en el único propietario de la controvertida mina de Cerrejón.

La explotación sufrió un paro de tres meses desde finales de agosto de 2020 hasta principios de diciembre, lo que afectó fuertemente a la producción de carbón de Colombia.

Conclusión

La imperiosa necesidad del gobierno de Duque por reactivar la economía y promover el crecimiento es fácil de entender si se tiene en cuenta el duro impacto financiero de la pandemia, las recientes protestas, la caída de la producción petrolera y el creciente déficit presupuestario del gobierno.

Sin embargo, al expandir sin miramientos la producción de carbón, Colombia no sólo está invirtiendo en lo que se convirtirá rápidamente en un activo varado, que podría eventualmente llegar a ser un costoso pasivo, sino que iría en contra del Acuerdo de París y la lucha global para prevenir el cambio climático.

Cualquier expansión de la producción de carbón probablemente solo ofrecerá un beneficio a corto plazo, ya que muchos países, incluidos China e India, se centran en eliminarlo gradualmente de su mezcla energética.

Los recursos dedicados a la expansión de la producción de carbón en Colombia podrían utilizarse mejor para reconstruir el sector de los hidrocarburos del país, que se ha visto fuertemente afectado por el colapso del precio del petróleo en 2020, la pandemia del COVID-19 y la agitación provocada por las recientes protestas contra el gobierno.

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