Por Infobae   –  16 de abril de 2024

PARA SEGUIR NUESTRAS  DIARIAS PUEDES  AFILIARTE A NUESTRO CANAL DE TELEGRAM

Sin duda alguna, la geopolítica y la tecnología son dos realidades en pleno apogeo. Ello no resulta extraño, pues podríamos decir que se trata casi de una regularidad en la historia: siempre, las cuestiones relativas con intereses políticos volcados sobre espacios y los adelantos técnicos han sido dominantes

Para más información del curso ingresa al siguiente LINK

Si miramos el mundo en el 1900, para no irnos muy atrás en el tiempo, el auge de la geopolítica (recién surgida como vocablo, pero no como práctica) y de la tecnología era notable. Mientras los poderes preeminentes proyectaban su poder en un contexto de rivalidad, nacionalismo y militarismo, los avances tecnológicos creaban, acaso como nunca antes, expectativas promisorias sobre el porvenir.

Para visualizar nuestro portafolio de cursos

ingresa dando click acá

Aquí ya podemos apreciar una diferencia central en relación con las percepciones y expectativas que se mantienen sobre la geopolítica y las tecnologías mayores: mientras que a la primera se la asocia con situaciones de pugnas de poder, desconfianzas y fracturas entre Estados, las segundas tienden a ser consideradas en clave benefactora y esperanzadora. Es decir, si la geopolítica es vista mayormente como una regularidad o práctica que empuja las relaciones entre Estados hacia la fisión, las nuevas tecnologías son contempladas como avances prácticamente inalterables hacia la fusión interestatal.

Por un lado, el grado de confrontación latente entre Occidente y Rusia en Ucraniapodría sufrir una escalada si llegara a producirse un “cisne casi negro” en la guerra, es decir, que las ventajas que está logrando Rusia frente a una Ucrania cada vez más cerca del colapso, impulsen a Moscú a volver a la fase I de la invasión, esto es, considerando el enfoque de Moscú relativo con la inexistencia de Ucrania, capturar todo el país e instalar en Kiev una autoridad pro Kremlin.

Este escenario implicaría no sólo la derrota de Ucrania, sino también la de Occidente, situación que sería equivalente, salvando diferencias, a la derrota de la URSS ante Occidente en la Guerra Fría. La pregunta sería entonces, ¿permitiría Occidente que se produjera tal escenario? Considerando el significado geopolítico y estratégico del hecho, difícilmente lo aceptaría. Por tanto, podríamos encontrarnos ante un desenlace aterrador: “guerra nuclear probable, consecuencias desconocidas”.

Por supuesto, hay otros escenarios de alta disrupción como consecuencia de la recarga geopolítica de los mismos, por caso, Oriente Medio, Mar de China, África, etc. Pero lo que desmarca a la geopolítica hoy de otros momentos son sus consecuencias.

Descarga la Revista de PETROBANCA del mes de Noviembre 2022

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *