Por WORLD ENERGY TRADE   –   31 de marzo de 2022 

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La crisis energética provocada por la guerra de Rusia en Ucrania ha ayudado a España y Portugal a colocarse en una posición estratégicamente ventajosa en Europa con una dependencia relativamente baja del gas natural procedente de Rusia.

Estas dos naciones son líderes en energías renovables gracias a la energía solar, eólica e hidráulica, y están ahora preparados para cosechar los beneficios de las inversiones a largo plazo en GNL.

Con seis plantas de GNL en España, incluida la mayor de Europa, ubicada en Barcelona, y una en Portugal, los vecinos ibéricos suman un tercio de la capacidad de procesamiento de GNL de Europa.

“Está claro que esta infraestructura nos da más flexibilidad y refuerza nuestro sistema de distribución de gas en comparación con los de otros países europeos que dependen de los gasoductos”, dijo Claudio Rodríguez, portavoz de Enagás, la empresa que gestiona la red de gas natural de España.

España y Portugal van a recibir más importaciones de gas, junto con el resto de Europa, después de que Estados Unidos anunció la semana pasada que ayudará a sus aliados a reducir su dependencia del gas ruso.

Estados Unidos dijo que aumentará las exportaciones de GNL a Europa en 15.000 millones de metros cúbicos este año, con envíos aún mayores en el futuro. A principios de año, Estados Unidos ya superó a Argelia como principal fuente de gas natural para España.

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El año pasado, España parecía estar en una posición vulnerable después de que Argelia cerrara un gasoducto que pasa por Marruecos en medio de una disputa con su vecino país norteafricano. España desplegó a sus diplomáticos para conseguir garantías de que Argelia enviaría el GNL. Ahora, la guerra de Rusia en Ucrania ha puesto a España en una posición envidiable.

La guerra ha convertido la dependencia europea del gas ruso en un pasivo estratégico crítico. En su afán por encontrar alternativas, los líderes de la Unión Europea quieren acelerar los objetivos a medio y largo plazo para pasarse a las energías renovables, mientras encuentran fuentes alternativas de gas natural. Rusia ha mantenido el flujo de gas por ahora, pero en el pasado ya ha cerrado los suministros, como ocurrió durante las disputas con Ucrania y Bielorrusia.

La crisis también ha demostrado que la UE, a pesar de ser un mercado común para 27 naciones, tiene importantes cuellos de botella internos en su sistema de distribución de energía.

Las conexiones energéticas entre España y Portugal y el resto de Europa son escasas. Por ello, la semana pasada se produjo un cambio sin precedentes en la política de la UE, al autorizarse a los países ibéricos a proponer sus propios mecanismos de control de precios para hacer frente al aumento de los costos energéticos en todo el continente.

El Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y su homólogo portugués, António Costa, argumentaron con éxito que el relativo aislamiento de sus países del resto del mercado de la UE, formando lo que el Gobierno de Sánchez denomina una “isla energética”, y su elevado uso de las energías renovables, significaban que debían ser liberados temporalmente de las normas del mercado común.

En teoría, el GNL que llega a España podría enviarse a los vecinos más necesitados del este, pero no hay una forma fácil de llevarlo hasta allí. España y Francia comparten dos pequeños gasoductos que pueden transportar el equivalente a siete barcos de GNL al mes, mientras que España recibió 27 barcos en sus terminales en marzo, además del gas natural bombeado a través de un gasoducto argelino, según Enagas.

En Madrid y Bruselas se habla de reactivar un plan para construir un gasoducto más grande para el gas y la energía verde del hidrógeno que cruce los Pirineos, pero incluso si se consigue financiamiento, tardaría varios años en empezar a funcionar. Y todavía habría que trabajar más en Francia para ayudar a llevar el gas a donde realmente se necesita.

Mientras tanto, Rodríguez dijo que las terminales de GNL de España podrían utilizarse para enviar barcos de GNL a otros puertos europeos para “reforzar los sistemas de gas y energía de Europa”.

Los expertos coinciden, sin embargo, en que si Europa quiere tener autonomía energética, debe reforzar sus conexiones.

“España es parte de la solución, pero, desgraciadamente, está limitada en lo que puede hacer”, dijo Gonzalo Escribano, analista de energía y clima del Instituto Elcano en España.

Durante años, España ha estado lanzando advertencias a otros estados miembros sobre su dependencia de Rusia, ahora se hace necesario cerrar el grifo ruso, y no pueden hacerlo.

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