Por Matías Medinilla   –   24 de marzo de 2022   (Energía estratégica)

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El hidrógeno verde y el almacenamiento tendrían mayor lugar en la discusión para que su inserción en la matriz energética permita disminuir la huella de carbono y mitigar el cambio climático.

ENEL y la consultora Deloitte lanzaron el proyecto “Hoja de Ruta de Transición Energética en la Argentina”, para cuantificar costos y beneficios económicos de acelerar el proceso en el país, de cara al 2050 y actualizar la publicada en 2019.

Para ello se prepararán cinco mesas de trabajo con diferentes actores de diversos sectores estratégicos y se generará un diálogo para impulsar medidas acordes a reducir la huella de carbono y afrontar el cambio climático.

Y más allá de la participación de las energías renovables y el hecho de profundizar en la gestión de la energía, la novedad de esta actualización estará en el rol del hidrógeno como vector de descarbonización, además del crecimiento del mercado y uso del almacenamiento en el sector energético.

“Argentina posee excelentes condiciones para el desarrollo del hidrógeno verde y del azul. Vemos que para el 2030 se espera paridad entre los costos de ambos vectores. Esto es sumamente relevante porque permitirá que el H2V se pueda introducir y facilitar el cumplimiento de los objetivos de descarbonización”, señaló Damián Grignaffini, gerente Financial Advisory de Deloitte, durante la presentación.

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“Otro punto clave que consideramos para la transición energética es la introducción de baterías y acumulación de energía que permita brindar sustento, principalmente a las renovables, y prevenir las fluctuaciones por condiciones climáticas”, agregó.

Sobre esto último, sostuvo que posibilitará un mayor grado de flexibilidad a los operadores de la red, evitando que haya cortes de suministro, además que permitirá descongestionar la red de transmisión en las horas de consumo pico y dilatar la necesidad de grandes inversiones en la red, uno de los hechos que frenó la continuidad de las energías verdes en Argentina.

De todos modos, el especialista aclaró que deben bajar los costos de este tipo de tecnología para que tome mayor lugar en la matriz energética del país. Y las proyecciones a futuro indican que así será.

“Los pronósticos muestran que, para el año 2030, la demanda de celdas de baterías de ion-litio se multiplicará por catorce y el precio de las mismas se reduciría desde 132 USD / kWh a 62 USD / kWh”, explicó Grignaffini.

Economía circular

Por otro lado, el gerente Financial Advisory de Deloitte reconoció la importancia de utilizar los residuos que no logren reincorporarse a la cadena de valor para producir energía con ellos: “Se debe ver la posibilidad de utilizarlos para la generación renovable, como por ejemplo a través de la gasificación de la biomasa”.

¿Por qué ya se piensa en estas medidas? Según detallaron desde la consultora, la idea es reducir aún más la huella de carbono del sector energético, dado que éste emitió el 53% del total de emisiones de gases de efecto invernadero (193 millones de toneladas de CO2); la energía eléctrica es la responsable de un 25% de ese número.

Por lo que llevarán adelante el proyecto y se espera que en el segundo taller (a mediados de mayo) se presenten los resultados preliminares de los estudios que en los que ya se encuentran trabajando.

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