Por Guido Gubinelli   –   18 de noviembre de 2021   (Energía estratégica)

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Expertos consideran que el país tiene la capacidad de producir los 600 GW de energías renovables que se pretenden enviar al continente asiático; sin embargo, advierten que la tecnología para un proyecto así aún no existe. Proponen avanzar primero en interconexiones con países más cercanos.

El mega anuncio  del presidente de Chile, Sebastián Piñera, sobre el proyecto ‘Antípodas’ ha generado mucho revuelo en el sector energético.

Especialistas del sector público y privado coinciden en dos cosas. Por un lado, que este emprendimiento, que pretende exportar entre 200 a 600 GW de energías renovables (principalmente solar fotovoltaico) a Asia, no es impracticable por los recursos que tiene Chile.

De acuerdo a proyecciones (ver) realizadas en 2015 por el Ministerio de Energía de ese país, el potencial chileno es de “más de 1.865.000 MW de energía eólica, solar e hidroeléctrica”.

En diálogo con Energía Estratégica, César Vásquez, Gerente Comercial de Aela, indica que es importante que Chile empiece a pensar en estrategias de expansión.

“El desarrollo de las renovables está limitado por la demanda local. Nos falta consumo y es muy importante para la industria energética nacional buscarlo en otros países”.

La interconexión intercontinental futura es una estrategia que se está analizando en el mundo, teniendo en cuenta diferencias horarias que podrían hacer que las energías renovables que se generan en un sitio puedan ser consumidas en otro, lejano. Y así descarbonizar matrices muy complejas por su presencia fósil, como la de Asia”.

Sin embargo, expertos como Vásquez opinan que anunciar el proyecto Antípodas, que supone tender una línea de transmisión de altísimo voltaje suboceánica con una extensión de 20 mil kilómetros uniendo Chile con Asia requiere una enorme cantidad de estudios técnico/económicos preliminares, teniendo en cuenta el desarrollo tecnológico actual.

“Ya es un desafío mitigar pérdidas por la longitud que tiene Chile, hacerlo cruzando los océanos es algo que llevará muchísimo tiempo”, ilustra el Gerente Comercial de Aela.

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Por su parte, Andrés Romero, exsecretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía (2014-2018), propuso un análisis económico para demostrar la inviabilidad del proyecto Antípodas para los próximos años, en una columna que publicó La Tercera.

Allí sugirió que el emprendimiento costaría unos 10 billones de dólares. “El costo de un cable submarino para transmitir 4.000 MW es de unos 10 millones dólares el km., por lo que un tendido para solo 4.000 MW tendría un costo aproximado de US$ 200 mil millones. Dado que son 200.000 MW, deberíamos considerar ese costo por 50”, calculó.

En efecto, para diferentes especialistas Antípodas hoy es inviable, pero hacia el largo plazo, con la caída de costos y el desarrollo de tecnologías, será un proyecto más que interesante para la industria, sobre todo la renovable.

En ese sentido, Vásquez manifiesta que sería oportuno que Chile, desde este momento, empiece a analizar los cimientos de un emprendimiento así y, para ello, que se lleven a cabo pasos intermedios de interconexión con países más cercanos.

Explica que la posibilidad de interconexión con otros países podría sortear las grandes crisis energéticas, importando y exportando energía cuando se requiera. Y recuerda que la Ley de Transmisión Ley N° 20.936, aprobada en 2016, le brinda la facultad al Coordinador de planificar líneas internacionales.

Preguntas para ir analizando el proyecto Antípodas

Más allá de la complejidad financiera y tecnológica del proyecto anunciado por Piñera, Vásquez abre algunos interrogantes que son interesantes para tener en cuenta.

“Habrá que ver si se puede pensar en una línea de interconexión como un sistema completamente dedicado; es decir, si será un nuevo SEN, con plantas dedicadas a la exportación de energía que pueden funcionar en paralelo, sin interferir con las operaciones del mercado local”.

“O si será una línea que va a operar simultáneamente con nuestros activos actuales de transmisión, donde las centrales que inyectan energía puedan participar con algún mecanismo en transferencias internacionales como locales. Eso la daría la opción a los incumbentes de participar en la misma línea la lateralidad”, analiza Vásquez.

Y propone otro interrogante: Cómo se va a estructurar esto tarifariamente. “Porque si ambos sistemas están conectados con esquemas tarifarios distintos, cómo hacemos la armonización entre mercados mayoristas. Hay modelos a nivel internacional y este proyecto recién es un anuncio (por Antípodas), pero sería interesante que este tema ya se vaya discutiendo, sobre todo considerando el potencial renovable de Chile”, indica Vásquez.

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